ZZ… Decía Zappa, que estaba garantizado que los contenidos de sus discos NO provocarían condenación eterna en aquel lugar regentado por un tipo con Cuernos y Tridente.Espero que los de este libro tampoco…ZZ

martes, 24 de diciembre de 2013

GUAICAIPURO… Un Artista Marcial.

GUAICAIPURO… Un Artista Marcial.
Gran Cacique de los Caribes-Caracas.

Con el cuerpo sangrante y cocido por las balas, Guaicaipuro seguía adelante, disparando sus certeras flechas y matando al enemigo, otras dos balas se alojan en su cuerpo, la sangre brota de sus venas pero también brotan las flechas de su arco las cuales van diezmando rápidamente al ejercito invasor, flechas envenenadas con “curare” son certeramente clavadas en los corazones, gargantas, ojos y cabezas de sus enemigos. Una bala se anida en su pecho, pero el valiente Cacique Guaicaipuro de tan solo treinta años de edad, no da un paso atrás, lame su herida, traga su propia sangre y  va adelante a dar la pelea cuerpo a cuerpo contra las tropas del ejército Español, golpeando con su “macana” de doble filo de hojas de piedras afiladas y partiendo cráneos con su hacha. Son tres, seis, ocho los enemigos que caen al suelo con las cabezas reventadas, otra bala le atraviesa el pecho y el sigue adelante diezmando al ejército enemigo, parece invencible, parece inmortal, ahora sigue con más energía, con mayor furia, da miedo verlo acercarse, sus ojos relampaguean, en una mano empuña el hacha y en la otra un afilado puñal, anda casi desnudo llevando tan solo un cubre sexo de hueso labrado sostenido en su cintura por un cordel, lleva todo el cuerpo pintado de rojo, con dibujos de grecas en negro, las cuencas de los ojos las lleva también pintadas de negro, lleva un cubrecabeza, hecho con la piel y la cabeza de un jaguar y en su cuello un collar-trofeo de dientes humanos… arrancados uno a uno de los maxilares de sus enemigos, uno por víctima. Dos balas de arcabuz le atraviesan el cuello y ya son doce las balas que aloja el cuerpo del guerrero y Guaicaipuro sigue adelante, se encuentra poseído del espíritu de la guerra y no le teme a la muerte, el ES la muerte, va como un valiente Samurai, abriéndose paso con su hacha y dejando a su paso cuerpos inertes, cuerpos moribundos que se amontonan a sus pies… con el afilado cuchillo va cortando gargantas… la bala numero trece le atraviesa el corazón ( ese fatídico número, esa fatídica bala ) y nuestro héroe ( como si fuese un personaje de una película de acción ) cae al suelo malherido, esta bala si ha sido fulminante, cae, no sin antes romperle el cráneo con el hacha a otro soldado Español, cae a tierra él también, bañado el rojo cuerpo en roja sangre, la suya y la de sus enemigos. Guaicaipuro murió joven, a tan solo treinta años de vida, víctima de numerosas heridas de balas, no sin antes dejar tras de si  un verdadero reguero de cadáveres, armas de fuego contra armas blancas, cientos de soldados contra un solo y valiente héroe, tal cual como un Samurai del Caribe, como si se tratara de un combate de Miyamoto Musashi, tiene nuestro Cacique un final heroico, deja sin vida a una treintena de sus atacantes, deja muy mal heridos, moribundos  a una veintena… con valor inaudito afronto el desigual combate, sucumbió con gloria… los mismos soldados Españoles estaban sorprendidos de tanta bravura y aún siendo sus enemigos admiraron tanto valor en tan digno adversario marcial. Los soldados hacen un minuto de silencio, muere un guerrero pero con él también muere la resistencia, porque su muerte también constituyo el definitivo derrumbe de la defensa aborigen por este suelo.  Esta historia no es obra de la ficción, ni es un invento mío, ni es el guión de una película de Hollywood, ni se trata de una hermosa y heroica leyenda para contarle a nuestros niños, ni un relato para ensalzar al gran Cacique Guaicaipuro, porque esta historia es real y figura en los libros de historia de las conquistas de España, figura en las crónicas de Indias, en los escritos realizados por los propios capitanes Españoles que estuvieron allí, y por los soldados que participaron y presenciaron la batalla final contra el gran Guaicaipuro.
Guaicaipuro ( 1538 -1568 ) es: “el último hombre libre de las selvas del mar océano”. Guaicaipuro significa lancero, templado al fuego en la montaña ( guaica = lanza y puro = templado al fuego en la montaña ) el fue el gran padre, el hermano, el ideólogo, el estratega, el jefe y el Cacique de las etnias de los Teques y de los Caracas, pueblos Caribes que habitaban los territorios que en la actualidad son Venezuela.
De una numerosa cohorte de guerreros de selección, fue electo unánimemente,                       sin vacilación alguna, para la defensa de la tierra, como líder máximo, Guaicaipuro con gran inteligencia, con viva y razonada malicia y su clara visión de la realidad liderizó la resistencia de las etnias autóctonas ( Caracas, Tarmas, Taramainas, Charagotos, Teques, Meregotos, Mariches, Arvacos, Araguas, Tacariguas, Naiguatas, Guarairas, y Mucairas ) en contra de los ejércitos Españoles durante la conquista de ellos, del territorio de lo que actualmente es la ciudad de Caracas y sus alrededores, durante ocho duros y aguerridos años ( entre 1560 y 1568 ) fue su máximo representante y su autoridad no era discutida por nadie, inspiraba seguridad, respeto y liderazgo. Guaicaipuro luchaba por un gran ideal, un ideal de patria, de defensa del suelo nativo ante los invasores, respaldado de un gran anhelo de ser libre, de que sus tribus no fuesen subyugadas y de que prevaleciera su raza. Trató por todos los medios de impedir la penetración de los españoles a este su territorio.
El conquistador Español, Capitán Juan Rodríguez Suárez, quien fue un valiente soldado al servicio del Rey de España, y quien liderizaba un poderoso ejército  invencible, arrasador de aldeas y también fundador de ciudades para el Reino, cayó finalmente abatido en 1561, bajo el poder de las flechas envenenadas que llovían por millares del cielo, cayó en medio de la batalla al ser atacado por el cacique Guaicaipuro, cuando el conquistador salió a combatir a su compatriota Lope de Aguirre, Guaicaipuro le sale al paso y lo ataca con sus guerreros pintados de rojo, lo vence y se lleva entonces como trofeo de guerra la espada del caudillo… Todo el alto mando del ejército no daba crédito a lo que había sucedido con ese ejercito en armada de primera línea, las tropas realistas no habían podido disparar ni una bala de sus armas, fueron sorprendidos en una hábil emboscada, vieron el cielo oscurecerse con miles de flechas envenenadas, que llovían sobre ellos, no dándoles tiempo prácticamente de nada.
 Antes de la llegada del conquistador, Caracas ( que toma su nombre de la tribu de los Caracas comandada también por Guaicaipuro ) se extendía en una amplio y hermoso valle bordeado por una majestuosa serranía que desde siempre ha sido su protectora: El Ávila, el Guaraira Repano. Durante este período, Caracas estuvo poblada por la etnia Caribe, quienes fueron el último grupo que se estableció en estas tierras en los años 1000 A. C. hasta el siglo XV D.C. Llegaron emigrando por el sur y por el oriente, procedentes de la Amazonia. La principal tribu del Valle de Caracas era la de la etnia con el mismo nombre, las cuales socio-políticamente estaban gobernadas por el temible Cacique Guaicaipuro.
Los intentos por conquistar el territorio de los Caracas datan del año 1548, cuando Juan de Villegas se propuso, infructuosamente, explotar las minas de oro de este lugar, misión en verdad imposible por la fuerte resistencia efectuada por la tribu de los Caracas-Caribes liderizados por el gran estratega Guaicaipuro. El ejército español fue literalmente destrozado y desbaratado, la estrategia de ataque de los hombres rojos de Guaicaipuro era algo que los españoles jamás se imaginaron, la ofensiva de los Caribes era en verdad invencible: una infantería ligera abría el paso lanzando con sus hondas, totumas y recipientes llenos con almizcle de mapurite ( mofeta, zorrillo ) el insoportable olor de las “bombas fétidas” hacia que las tropas sintieran naúseas y vomitaran, luego llegaba el segundo grupo del ejército de segunda línea, también con hondas, lanzando también recipientes llenos con polvos de la planta urticante “cebadilla”, recipientes que al estrellarse contra el piso o los árboles hacia que el polvo se expandiera y produjera un escozor y una irritación irresistible en el cuerpo y los ojos se llenaban de lágrimas y de ardor cual bombas lacrimógenas. Luego venía el ataque de los arqueros, hábiles y certeros en el lanzamiento de las flechas envenenadas con “curare” estos podían lanzar con su arco cientos de flechas en pocos minutos, harían llover entonces del cielo las flechas envenenadas causando estragos. Luego detrás de ellos se abrían paso los guerreros de la lucha cuerpo a cuerpo, que se protegían con un escudo cilíndrico de unos 40 cms, hecho de un mimbre apretadamente entretejido; este escuadrón era el de los lanceros, quienes atacaban sin dar tregua y preparaban el camino a sus hermanos. Detrás de ellos venían los guerreros portadores de mazas, macanas, hachas y dagamacanas ( armas punzo cortantes y contundentes ) todos además llevaban cuchillos afiladísimos en la cintura, atacaban sin piedad y avanzaban como las pirañas, todos iban desnudos, protegiendo su órgano sexual con un cubre sexo hecho de hueso labrado, todos iban pintados completamente de color rojo ( con onoto ) con la cuenca y los parpados de sus ojos pintados de negro, grecas dibujadas en sus pechos y brazos, hombres rojos furiosos que con su solo aspecto atemorizaban…  El grito de los Caribes era en verdad atemorizante, salía fuerte como un Kiai lleno de energía y furia: “Ana Karina Roté”, gritaban con fuerza los feroces Caribes y decían con esto: “Yo soy Caribe y sólo yo tengo derecho a vivir”… haciendo temblar a quienes los escuchaban.
El fiero conquistador Francisco Fajardo es también derrotado por Guaicaipuro, Fajardo trajo de España  a la mejor compañía de soldados adiestrados para arrasar al mejor de los ejércitos, llego con la firme idea de detener la insurrección, pero la armada de los conquistadores fue diezmada por las acciones de armas y refinadísima estrategia del aguerrido Cacique de la tribu de los Caracas, quien puso defensas impenetrables llamadas “pozos de lobos”, fosos llenos de estacas afiladísimas y cubiertas de hojas secas en las que caían y eran atravesados por las estacas los soldados y los caballos. También le puso zarzos espinosos sobre aspas de madera que hacía volar contra las cabezas de sus enemigos penetrando por entre las rendijas de las armaduras clavándoseles en el rostro y en el cuello y por si fuera poco luego, ordenó a que prendieran hogueras de modo que el viento llevara el humo hacia las huestes contrarias y en ellas quemaban polvos de ají “Caribe”, de ají “chirel”, de chile “cascabel”, de picante seco, semillas de ají “piquin”, cebadilla y otras sustancias asfixiantes y urticantes, para así enloquecer al enemigo, mientras Guaicaipuro con sus rojos guerreros ( cual Ninjas Tropicales ) esperaba pacientemente a escondidas a las afueras de los campamentos del ejército Realista y una vez que el fuerte viento sopló sobre ellos entonces encendió el fuego y, junto a sus hombres, lanzaron el humo tóxico asfixiando al contrincante para luego atacarlo con las lluvias de flechas envenenadas, las lanzas y las hordas agresivas de hombres rojos armados de hachas y macanas… ocurrió realmente así como el fiero Francisco Fajardo y su ejército quedaron prácticamente arrasados  y sus dientes pasaron a formar parte del collar-trofeo del jefe máximo… esto sucedió en las villas de San Francisco y  El Collado.
Pero ¿quiénes eran estos guerreros rojos, llamados los Caracas-Caribes?
Los Caribes,  nombre que igualmente se le da en Venezuela a las pirañas,   antropológicamente  son los miembros de los pueblos indígenas pertenecientes a la familia lingüística Caracas-Caribe. Ocuparon diversas zonas del continente Americano, oriundos del valle del río Orinoco, del corazón del Amazonas, a finales del siglo XV poblaron la mayoría de las islas de las Antillas Menores y la costa de la actual Venezuela, territorios de los que expulsaron al pueblo Arawaco. Los Caribes valoraban por encima de todo las hazañas el combate y, hasta la llegada de Guaicaipuro, no estaban bajo el mando de ningún jefe, sino que peleaban como guerreros solitarios y asaltaban otros pueblos. Los Caribes manejaban la canoa con destreza y sus flotas llegaron a tener hasta 100 piraguas dotadas de velas, en tierra vivían en pequeños asentamientos, practicaban la agricultura y pescaban y cazaban animales con cerbatanas, mazas, hachas de piedra, cuchillos, arcos y flechas  ( cuya punta envenenaban con curare ). En general los guerreros de la infantería pesada de los Caribes iban desnudos, con todo el cuerpo pintado de rojo con onoto, con dibujos en negro con caruto, los ojos estaban rodeados de un circulo pintado en negro, con los brazos o el pecho pintados con una greca curvilínea con tres puntos, con una línea negra desde cada ojo a cada oreja y en su cuello un collar-trofeo de dientes humanos, adornados también con plumas y con dijes de oro.
Antes de marchar a la guerra los Caribes ofrecían sacrificios humanos a sus dioses, guardaban una dieta de tres días en los cuales sólo ingerían una bebida de mazamorra clara y ya poseídos por el espíritu de la guerra, consultaban a sus “piaches” sobre el destino de sus escaramuzas. Tenían un marcado culto a la muerte,  podía verse como ellos hacían correr un verdadero río de sangre que nutría a sus dioses. Al llegar a la batalla eran en verdad sangrientos, a sus víctimas le arrancaban los cabellos y le sacaban los dientes como trofeos, les lamían la sangre o rasgaban con sus dientes pedazos de carne aún palpitante, o si no se comían el hígado de sus enemigos, pues creían que la fuerza de sus contrincantes se les traspasaría a ellos después de muerto el enemigo, al tragar la carne o la sangre de estos. 
He aquí la religión sangrienta de los Caribes, etnia que desciende directamente del hombre-serpiente-anaconda, del ese guerrero temible de pavorosa presencia, con rostro de un rojo brillante, representación de la muerte, el terror hecho hombre-dios, el temible ancestro de tan poderosa raza.
En lo más fiero de la resistencia, y para erradicar definitivamente al intruso Español, Guaicaipuro incitó a los otros Caciques a unir esfuerzos en contra de los españoles y así atacar juntas todas las tribus al unísono a la ciudad de Caracas, la reunión se dio entre todos los jefes y nuevamente el obtuvo el voto de confianza para liderizar la gran batalla, unánimemente esta responsabilidad le fue conferida a Guaicaipuro.
Justo el 25 de julio de 1567, en el día de Santiago, el capitán Diego de Losada, acometió la conquista del valle y fundó la ciudad de Santiago de León de Caracas, futura capital de la Capitanía General, apenas fundada, Diego de Lozada, sabiendo los planes del estratega Caribe, ordenó apresar y darle muerte al Cacique Guaicaipuro, para acabar con él de una vez por todas… Con la ayuda de algunos indígenas traidores supo con exactitud la ubicación del hogar del líder, y esa madrugada como a las cuatro de la mañana, aún oscuro, rodearon entonces los soldados su casa, un ejército de hombres fuertemente armados con armas de fuego y  cuyo número superaba al cien por uno, cien del ejercito español contra un solo guerrero,( que en verdad valía por cien ) dieron fuego a su casa y cuando el gran Cacique Guaicaipuro salió afuera, fue abatido a tiros, no sin antes acabar ,él solo, con la mitad del ejercito en una dura batalla.
Tras la muerte de su máximo líder, los Caribes fueron prácticamente exterminados, el resto de ellos se dispersó por tierra firme, el ejército que servía a la corona de España había definitivamente tomado posesión del suelo Venezolano y comenzaba por fin así su conquista… la historia de los conquistadores en estas tierras Venezolanas y de ahí en adelante es ya bastante conocida por todos.
Han pasado mas de 500 años de estos sucesos, Guaicaipuro se mantiene en la memoria y en el corazón de todos los Venezolanos que lo recordamos como un gran guerrero y como uno de nuestros héroes de la patria… en la actualidad la etnia de los Caribes forman un grupo de unos 40.000 individuos, cuyo núcleo se encuentra situado en Venezuela y en la Guayana, ya no son los guerreros de otrora, ni se pintan de rojo, ni lamen la sangre de sus víctimas, son pocos en verdad, viven pacíficamente y ya han mezclado su fuerte raza con otras etnias y otras razas, pero llevan la misma sangre guerrera de sus ancestros, corriendo por sus venas.


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