TODOS van de NEGRO
Apuntes sobre un Performance del grupo Black Market
La fuente a la entrada de la casa tiene una gran ostra, como esa en donde está parada la Venus en la pintura de Sandro Botticelli, también tiene dos fieros leones grises y de mirada extraviada, la fuente está toda llena de espuma, alguien le puso jabón en polvo al agua y batió y batió el agua para producir muchísima espuma, la cual se desbordó y se precipitó sobre el verde pasto.
Apuntes sobre un Performance del grupo Black Market
La fuente a la entrada de la casa tiene una gran ostra, como esa en donde está parada la Venus en la pintura de Sandro Botticelli, también tiene dos fieros leones grises y de mirada extraviada, la fuente está toda llena de espuma, alguien le puso jabón en polvo al agua y batió y batió el agua para producir muchísima espuma, la cual se desbordó y se precipitó sobre el verde pasto.
Son las 7 y 30 minutos de la noche, de un día
miércoles 11 de Julio, estamos en la bellísima "Casa del Tiempo" en
Chapultepec, “el lugar de los grillos”. Grandes escalinatas, columnas blancas,
techos altos, terraza, balcones, grandes ventanales con postigos…
En la baranda que está sobre dicha fuente,
hay un grupo de Performancistas asomados por el balcón, codo con codo, todos
van de negro, hablan entre ellos, parecen esculturas vivientes...
De pronto se separan y se dispersan, cada uno
va a lo suyo, cada uno se dirige a un espacio dentro de la casa, unos se van al
fondo, a la segunda sala, al segundo cuarto, otros al salón, otros bajan las
escaleras hacia nosotros y otros se quedan en el balcón... vienen de Irlanda,
de México, de Singapur, de Alemania y de Suiza, no son ningunos novatos en
estas lides, son muy profesionales, sus edades oscilan entre los 35, 42, 54 y
60 años...
Las canas pintan el aire, ellos son los del
grupo internacional de Performance Art "Black Market", nosotros somos
su público y el Performance en si ya ha comenzado sin que siquiera nos percatáramos
de ello.
Uno del grupo trae sobre la baranda del
balcón a un hermoso gallo dorado, rojo y negro, le lee en voz alta un libro en
alemán, yo presumo que es de filosofía, estética o arte, el gallo escucha y
come su maíz en un plato blanco, me recuerda a Joseph Beuys enseñándole también
arte contemporáneo a una liebre muerta, sin dudas que ambos provienen de la
misma escuela...
Otro de ellos está parado a la entrada del
jardín frontal, todo de negro, con capucha y pasamontañas, no se le ve la cara,
y ahí estará durante todo el evento, inmutable, impávido, frente a una mesita
sobre la grama y sobre ella unas fotocopias y fotografías sostenidas por
piedras redondas, esas que traen los ríos...
En el balcón sólo permanece uno de los
Performers, está de espaldas, es la única mujer del grupo, ella lanza sobre su
hombro cual sedal de pesca, largos hilos negros y rojos, los cuales van a caer
en la espuma de la fuente, luego los recoge los
lanza de nuevo sobre su hombro y repite y repite la acción una y otra vez
hasta el infinito...
Dentro de la casa está un hombre asiático,
golpeando con una larga vara, con un “BO” el piso de madera, luego se sube a
una mesa y de su boca salen cientos de metras, escupe una a una estas canicas
que rebotan en el piso y que son atrapadas por los espectadores, luego saca de
sus bolsas varias pelotas de goma comprimida. Las lanza con fuerza y rebotan
dando contra el techo, las paredes, el piso y contra el público...
En esa misma sala hay dos varas largas de una
madera blanca muy pulida, como si fuesen palos de billar largísimos que casi
llegan al techo, como "chop sticks", tienen en su punta a una rata
negra de plástico, ¿alusión al sushi?.
Un cochinito rosado y mecánico, un cerdito de
juguete operado con baterías, hala con un hilo rojo y con mucho esfuerzo a un
autobusito, a un pequeño “bus”, por el
piso...
El Performer ahora aparece con dos tobos, con
dos cubetas metálicas, corta con una tijera telas como de fieltro, con las que
cubre las cubetas de aluminio, uno con un cuadrado de tela negra y otro con un
cuadrado de tela blanca, nosotros no sabemos lo que hay dentro de cada cubeta.
En la otra sala hay uno de ellos parado,
estàtatico, mirando hacia el muro, sosteniendo un envoltorio como un tambor
redoblante sobre su hombro derecho y su cabeza, de vez en vez, cambia de hombro
para sostenerlo o hace sonar su contenido como una gran maraca o como un palo
de lluvia brasilero.
En el piso de esta sala hay un círculo hecho
por guantes de invierno, guantes tejidos de lana, rojos, negros y blancos, son
guantes para niños que están sostenidos con piedras redondas, quizás fueron
encontrados durante mucho tiempo en las calles después de varias nevadas...
En el medio del circulo de guantes hay panes
campesinos y uno de ellos tiene clavado un afilado cuchillo, casi no se puede
respirar en esta sala, pues un fuerte olor acre invade el lugar... Lo respiro,
pero no se de dónde sale.
Al fondo está otro de ellos sentado a la
mesa, él se cubre toda la cabeza con scotch adhesivo, cinta doble cara, doble
faz, parece una cabeza de momia, saca entonces de un bolso muchos ojos
recortados de revistas y catálogos, los saca y se los pega en la cara y en el
resto de la cabeza, ahora es un monstruo multiojos, que te mira y que miran en
todas las direcciones a la vez, se pone en pie y atraviesa entre el
numerosísimo público asistente, dirigiéndose a la sala principal.
El Performer que sostiene el bulto sobre sus
hombros también ha atravesado la sala, mas aún, ha bajado las escaleras y se
dirige hacia el jardín, pasa entre la espuma de la fuente que ya ha invadido
los primeros escalones y se detiene justo detrás del hombre-escultura con el
pasamontañas en el jardín, vacía entonces sobre el verde pasto el enigmático
contenido de su gran paquete-maraca, son cientos de chapas, tapas, corcholatas
de coca cola, las cuales caen sobre la grama, él ahora se da a la tarea de
ordenarlas creando un dibujo, todas muestran ahora el "trade mark" y
él hace apuntes en una libreta de mano, aunque en verdad lo que hace no es
escribir, si no hacer un dibujo del paisaje que él ve desde su punto de vista,
la reja de entrada y la calle... Sus zapatos están completamente cubiertos de
espuma.
El hombre del pasamontañas sigue ahí inmóvil,
es como un guardián, como el convidado de piedra de Mozart, pero de negro.
La mujer del balcón prosigue con su aburrido
quehacer, ahora hace bolas de papel higiénico y agua, las amarra con hilo rojo
y las lanza contra el muro o contra el techito tragaluz de la entrada, ella
viste también de negro como su largo cabello que le baja por la espalda, va
toda de negro pero sus zapatos son rojos brillantes como el hilo que usa, cual
personaje del mago de OZ.
Dentro de la sala, el Performer libera del
pesado trabajo al “Cerdito-Sísifo” y toma la responsabilidad de halar el
pequeño autobús, amarra entonces un largo hilo rojo al autobusito y el otro
extremo lo ata a su oreja izquierda, la cual también cubre por completo con
cinta adhesiva transparente...
Camina halando el pequeño juguete con su
propia oreja, la cuerda se tensa y semeja a la de una guitarra y él con sus
dedos le saca música, punteando sobre ella con
sus dedos.
Un altoparlante desde el comienzo de la
acción y hasta el final de la misma estará emitiendo sonidos de la ciudad,
sonidos urbanos, voces en alemán y ruidos, por momentos se hace insoportable,
apenas alcanzo a identificar algo que tiene que ver con el músico “Prince”, lo
que pasa es que el idioma Alemán es muy difícil para mi…
El
altoparlante dice: “Hier ein Kronleuchter, da ein Billardtisch, sogar die
Badewanne des Meisters bekommen wir zu sehen. Alles ist in
Weiß, Gold und natürlich der "Purple Rain"- Farbe Lila gehalten”.
El hombre del gallo entra en la sala y pone
al animal sobre la mesa, ya no le lee pasajes del libro, si no que pone también
al cochinito rosado sobre dicha mesa y
hace que camine hacia el gallo o atraviese entre las patas de este, el gallo
además de picotear el maíz ahora picotea también al cerdito...
Llega ahora un hombre desde la calle, viene
arrastrando un par de pesadas maletas, es su equipaje, viene llegando directo
del aeropuerto, ni siquiera ha pisado el hotel, pide permiso en inglés y alemán
para poder abrirse paso entre la multitud, a duras penas logra atravesar las
salas y desaparece en el fondo...
El Performer multiojos aparece con un péndulo
de bronce entre sus dedos y persigue lentamente al autobusito de juguete, copia
fiel del autobús que esta estacionado en la calle y que los transporta ellos
como grupo. El Intenta que el péndulo flote encima del pequeño autobús,
intentando que el péndulo esté siempre sobre él...
Por un momento y accidentalmente pisa el hilo
que colgaba detrás del juguete, el hombre que lo lleva con la oreja lo hala, el
autobús queda entonces suspendido en el espacio flotando entre dos hilos tensos,
gira sobre si mismo cual molinete, el péndulo está a pocos milímetros sobre del
remolino como si fuese atraído por un poderoso imán y se produce un momento en
verdad muy mágico.
El Performer de las tapas de refrescos, ya
está de vuelta en la sala, tiene ahora los ojos vendados con una cinta negra y
trae puesto un casco protector con visor transparente, es uno de estos que
utilizan quienes hacen soldaduras de metales para proteger sus ojos, trae cual
bastón de ciego un palo de golf, atraviesa la sala con una mano adelante,
tanteando el aire, en su invidente caminar, con el palo de golf suena el piso,
golpea el piso con un toc, toc, toc de ciego.
Justo en ese instante una voz se alza en el
altoparlante, dice algo fuerte en alemán, “Bild für Bild zeigt er den schmalen
Grad zwischen verträumtem Leichtsinn und sexueller Lust”, el multiojos se
retira al fondo de la sala y regresa a su mesa, comienza entonces a quitarse
con una tijera larga la cinta adhesiva de su cabeza, la corta y se la despega,
el hombre de las pesadas maletas reaparece, esta vez viste un traje de gala y
va de corbata roja, se dirige a la mesa de la sala principal, el hombre que
halaba el carrito con un hilo de su oreja esta ahora sentado en una silla y a
la mesa, sobre ella hay un platón hondo de aluminio, el otro Performer de
corbata roja se dispone a cortarle el cabello con unas diminutas tijeras…
Del fondo de la sala y con mucho esfuerzo
viene otro Performer desnudo, parcialmente cubierto por un plástico
transparente adhesivo, envuelto en esta película plástica para alimentos de
envoplast, de su boca salen dos tubos transparentes que van hacia las dos
cubetas que él transporta, esas dos mangueras entran al agua jabonosa que
transporta en las cubetas, él las lleva en sus manos, son pesadas, es un lento
y penoso caminar, al respirar por las mangueras el aire va al agua jabonosa y
produce espuma, la espuma de jabón sobresale de los tobos y se adhiere a la
piel cubierta de plástico de sus piernas, resbala y cae al piso, él va dejando
a su paso, cual babosa, una estela, un rastro de pompas de jabón cual caracol,
en su fatigado y lento caminar este Performer no solo atraviesa a duras penas
las sala, sino que sale al jardín y luego osadamente a la calle...
El hombre que corta el cabello del otro
consulta en su diccionario de bolsillo, en su diccionario alemán-español,
escribe luego una palabra con un marcador negro sobre una hoja de papel blanca,
escribe la palabra "barbero" y se la pega al traje con cinta
adhesiva, luego consulta de nuevo al libro, escribe sobre otra hoja y se la
adhiere al traje... La nueva palabra es "asesino", luego escribe con
un marcador grueso de tinta indeleble negra sobre una pizarra blanca en la
pared: “Der
Amerikaner spielt bei seinen Arbeiten mit der Naivität und der jugendlichen
Unbefangenheit seiner Modelle”.
Continua cortando el abundante cabello del
hombre de Singapur (¿o de Finlandia?) y lo pone sobre el plato plateado, el
cual se va llenando de pelos...
El Performer de la otrora cabeza de ojos
aparece, pero esta vez viene de regreso con unos anteojos extraños y una cinta
roja que cae por la comisura de sus labios, esta cinta roja cae de lado y lado
de su boca cual bigote Chino, cual sangre de vampiro, él ve como su compañero
esta siendo afeitado y se regresa raudo a su mesa, toma sus largas tijeras y
camina hacia el barbero asesino, se para detrás de él y comienza también a
cortarle el cabello, el afeitador resulta afeitado, el plato ahora tiene
cabellos negros y cabellos rubios, cambian los puestos y los papeles, el
Performer de Singapur/Finlandia ya casi rapado se pone de pie, el barbero se
sienta para que continúen afeitándolo, pero únicamente le cortan el cabello del
frente y el de arriba, dejándole cual calvo los pelos laterales y el de atrás,
parece un samurai punk.
El Performer que se ha puesto en pie, el
hombre de Singapur toma todo su cabello negro del plato y se lo pega a la cara
con cinta adhesiva, ahora tiene toda la cara cubierta de pelos, tiene una
mascara de pelos, es el hombre lobo, ahora saca de cada cubeta un corazón real,
no sé si de cerdo, de cabra o de vaca, pero son de verdad y chorrea sangre...
Toma cada uno en cada mano, pone un cayado
sobre sus hombros y se apoya en él cómo si estuviese crucificado, amarra en
cada punta cual banderas las telas que cubrían los tobos, la tela negra en una
punta y la tela blanca en la otra de la vara, amarra cada cubeta con una cuerda
amarilla a sus tobillos y camina arrastrándolas por la sala, produciendo
sonidos y ruidos, camina cual Cristo arrastrando su cruz, con sus corazones
sangrantes en cada mano, con sus banderas, sus cubetas y su aterrorizante cara
peluda.
Regresa el hombre ciego y su palo de golf,
regresa a tientas, viene ya de vuelta, viene mojado pues le han echado agua a
traición, fue la mujer Performancista en un momento de capricho y mala uva, el
hombre desnudo también está de regreso, viene de atravesar la calle y de
atravesar el semáforo, ante la mirada curiosa de los transeúntes y la mirada
atónita de los policías…
Se pone de pie el barbero afeitado, quien
escucha en un radio reproductor una estación de quien sabe qué discurso en
alemán, el Performer de la cinta que cuelga entre sus labios se comienza a
transformar en otra cosa, pone papeles de seda en su cintura haciéndose una
falda, papeles de china, papeles multicolores, que pone uno al lado de otros
también en su cuello y en una cinta de goma en su cabeza, se va transformando
en un hombre-piñata, viene hacia nosotros, me viene a la cabeza la imagen de
los hombres palmeras hawaianas del juego “Mario Bros Race” del “Nintendo Game
Cub”...
Aquí todo muta, aquí todo se transforma, aquí
todo se convierte en otra cosa en cuestión de minutos...
Ya son casi las 11 de la noche, afuera el
hombre de Irlanda permanece de pie, inmutable con su pasamontañas, es un
guardián-escultura, nosotros que lo vimos al comienzo sabemos que debajo de esa
capucha se oculta un hombre de barbas blancas cual San Nicolás, pero eso no lo
sabe nadie, solo sus compañeros de
trabajo y ahora nosotros que somos sus cómplices.
Él sigue parado al lado de la mesita con
fotocopias y fotografías sostenidas por piedras redondas, al ver con
detenimiento cuales son esas imágenes
descubrimos que son fotos en blanco y negro de un hombre que permanece de pie al lado de una
mesa, inmutable, con su pasamontañas y vestido completamente de negro.
El Performancista mexicano Víctor Muñoz
se acerca a mí muy serio y me susurra algo al oído, son los nombres de quienes
conforman este grupo y que participaron
en este evento…
The Black Market Internacional son:
Jürgen Fritz, Norbert Klassen y Marco Teubnen de Alemania; Elvira Santamaría y
Víctor Muñoz de México, Roi Vaara de Finlandia y Alastair Mac Lennan de
Irlanda…
Hago lo imposible por retener estos complicados nombres
en mi memoria.
La fuente que tiene una gran ostra a la
entrada de la casa, ya está totalmente cubierta de espuma, apenas se ven las
cabezas de los dos fieros leones y las burbujas han trepado escaleras arriba
hacia la entrada principal. La grama está completamente tapada por un espeso
manto blanco que de inmediato me hace recordar a las máquinas de hacer espuma del
querido artista David Medalla, sus Cloud Canyons y Cloud Gates bubble
machines...
La casa blanca emergiendo como en un
cuento de hadas de la blanca espuma cual chantilly y la luna llena que brilla
resplandeciente en el cielo me hacen recordar la canción infantil: “Cuando la
luna se pone grandotota como una pelotota y alumbra el callejón, se oye el
aullido de un triste gato viudo y su lomo peludo…”
Auuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuu, auuuuuuuuuu…
Pienso en el hombre lobo, pienso en el
gato viudo, pienso en el Performer de la cara cubierta de pelos...
Auuuuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuuuu, aúllo yo también a todo pulmón cual licántropo
celebrando esta maravillosa noche de luna llena.
El Performance colectivo de los chicos
malos del “Black Market” aún no culmina, ellos siguen haciendo de las suyas,
soy yo quien se va a casa mientras la acción continúa dentro y fuera de la
“Casa del Tiempo”.
A lo lejos escucho que alguien contesta
mi llamado, alguien regresa mi aullido en la lejanía... Auuuuuuuuuuu,
auuuuuuuuu, auuuuuuuuu, auuuuuuuuuu, quizás sea el hombre lobo de Singapur o el
de Finlandia, que se yo…
Tan solo se a ciencia cierta que no soy
el único “Estepario” ya que de hecho hay otros lobos en el vecindario...
La luna sigue plena y gigantesca… Los
aullidos se suceden uno tras otro…
Auuuuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuuuu,
auuuuuuuuuuuuu, auuuuuuuuuuuu…
Noche de Performance, Noche de Lobos,
Noche de Perras…
Voy en un taxi negro que más bien parece un carro
fúnebre rumbo a mi hotel, queriendo llegar para poder escribir esta crónica
antes de que se me olviden los detalles.
Es verdad eso que decía el Kafka, que a partir de cierto punto no había retorno, y que ese era el punto que
teníamos que alcanzar.
Hoy noche del día miércoles 11 de junio a las 23:00 horas en La Casa del Tiempo, calle Pedro Antonio de los Santos Número 84, en la Colonia San Miguel Chapultepec. México, Distrito Federal…
Hoy noche del día miércoles 11 de junio a las 23:00 horas en La Casa del Tiempo, calle Pedro Antonio de los Santos Número 84, en la Colonia San Miguel Chapultepec. México, Distrito Federal…
Creo que es el año dos mil cuatro o dos mil cinco ya ni
se…
Yo
tan solo sé que es luna llena y que me dispongo a escribir estas
líneas.
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